Anexo C, un camino antes de negociar

ORIGINALMENTE PUBLICADO EN ULTIMA HORA
POR   Alberto Acosta Garbarino

Ha comenzado ahora porque el nuevo gobierno de Bolsonaro, en su primer encuentro con las autoridades paraguayas, “ha jugado pesado” al expresar, entre otras cosas, que la reducción del precio de la energía de Itaipú es fundamental para el Brasil en la negociación del Anexo C.

El golpe fue muy fuerte para el gobierno de Abdo Benítez porque el país no se encuentra en absoluto preparado para iniciar esta negociación, no ha habido un debate interno sobre el tema, no existe un consenso sobre cuál debe ser la estrategia negociadora y no tenemos designados a los miembros del equipo negociador.

IMPROVISACIÓN

Sin tener aún definidas estas cuestiones fundamentales, en forma improvisada, el Gobierno Nacional comunicó la designación del profesor Jeffrey Sachs como asesor ad honórem en estas negociaciones.

Si bien el profesor Sachs es muy prestigioso a nivel internacional, tiene la barrera de no hablar ni el español ni el portugués, idiomas que van a ser los usados en las negociaciones; tiene el estigma de haber realizado por encargo del gobierno de Federico Franco un estudio sobre Itaipú, financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo, que generó una gran polémica diplomática en la sede del banco en Wa-shington, y es una persona muy cuestionada en los altos círculos del poder en el Brasil.

Independiente de la conveniencia o no de contratar a Sachs, ante este abrupto adelantamiento de las negociaciones que muchos pensaban que comenzaría más cerca del 2023, es fundamental que el gobierno de Abdo Benítez inicie cuanto antes un proceso de preparación de nuestro país para enfrentar tamaño desafío.

Antes de iniciar este proceso es importante que todos los paraguayos tengamos muy claros algunos conceptos básicos y que nos pongamos de acuerdo con la hoja de ruta a ser tomada para llevar adelante esta negociación. Todos debemos saber que una negociación de estas características –donde las partes que negocian no son dos personas, ni dos empresas, sino dos países– es una negociación extremadamente compleja.

Es compleja, porque en la negociación intervendrán numerosos actores, existirán múltiples intereses políticos y económicos, y se enfrentarán las más diversas posiciones ideológicas.

Es probable que en los equipos negociadores de cada país se encuentren representantes de los ministerios de Relaciones Exteriores, de Minas y Energía, de Hacienda, de las empresas eléctricas e incluso de las Fuerzas Armadas. Todos también debemos saber que alrededor de los equipos negociadores habrá un enjambre de instituciones de la sociedad civil, que buscarán influir en las negociaciones, como la prensa, los gremios empresariales, los sindicatos, las universidades y las organizaciones no gubernamentales.

EL EJECUTIVO DEBE LIDERAR

Para una negociación de estas características es indispensable que el Poder Ejecutivo –que de acuerdo con nuestra Constitución Nacional, en su artículo 238, Inc. 7, tiene como atribución “el manejo de las relaciones internacionales”– sea el que lidere el proceso negociador, comenzando por abrir espacios de debate de la sociedad y constituyendo un equipo negociador de primer nivel, con personas idóneas, honorables y de gran experiencia.

Dada la trascendencia y la complejidad de esta negociación, es conveniente que el Ejecutivo analice –además de la contratación de asesores– la ventaja de instaurar la figura del “cuarto de al lado” o “habitación contigua”, creada por México en la década de los 90, en oportunidad de las negociaciones del libre comercio con los Estados Unidos.

A partir de ahí numerosos países han usado la figura del “cuarto de al lado”, donde un pequeño grupo de personas muy representativas de los principales sectores de la sociedad están disponibles para ser consultadas por los negociadores.

En el Paraguay habría que analizar la conveniencia de que también representantes de los principales partidos políticos en el Congreso ocupen un lugar en un eventual “cuarto de al lado”, ya que un posible acuerdo con el Brasil deberá pasar indefectiblemente por el Congreso, teniendo en cuenta el artículo 202, inc. 9, de nuestra Carta Magna, que dice claramente que es atribución del Poder Legislativo “aprobar o rechazar los tratados y demás acuerdos internacionales suscriptos por el Poder Ejecutivo”. El “cuarto de al lado” será un mecanismo de transparencia, de asesoramiento y de apoyo político, a las diferentes decisiones que deberá ir tomando el equipo negociador.

Una vez que a todos nos quede claro que estamos ante una negociación extremadamente compleja y de una importancia superlativa para el Paraguay (mucho más que para el Brasil), el gobierno de Abdo Benítez tiene que tomar todos los recaudos para avanzar en este proceso con la mayor transparencia y participación posible.

El ex presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso decía: “Un presidente en democracia, primero, tiene que escuchar, luego tiene que decidir y después tiene que explicar las razones de su decisión”.

Siguiendo esta lógica, el gobierno de Abdo Benítez tiene que abrir diferentes espacios de debate, donde pueda “escuchar” las diversas ideas y propuestas sobre las diferentes estrategias y objetivos que nuestro país debe perseguir en esta negociación.

NECESARIA PARTICIPACIÓN

Existe muchísima gente en el Paraguay con gran conocimiento sobre este tema, que solamente necesita que se le abran canales de participación. Este proceso de debate debería comenzar dando información en primer lugar, para que luego la gente pueda tener una opinión y finalmente una posición sobre las diferentes opciones estratégicas que tiene nuestro país.

Pero después de “escuchar”, el presidente tiene que “decidir” y luego “explicar” a la sociedad en su conjunto, las razones de su decisión.

No comparto la opinión de mi amigo Benigno López de que hay que “jugar callado” y no hacer públicas las grandes líneas de negociación. No soy tan ingenuo para plantear que pongamos todas nuestras cartas sobre la mesa, pero el gran lineamiento estratégico debe ser público para obtener el apoyo ciudadano.

Aquí quiero recordar a Nelson Mandela, que luego de estar preso 27 años, salió de la prisión para liderar el proceso de reconciliación entre negros y blancos que hizo posible el fin del régimen del apartheid en Sudáfrica.

La gran línea estratégica de las negociaciones de paz fue la frase épica de Mandela que decía: “Debemos reconciliar las aspiraciones de los negros con los temores de los blancos”.

Parafraseando a Mandela, en estas negociaciones por el Anexo C, el Paraguay tiene que buscar reconciliar la aspiración de desarrollo de nuestro país con la necesidad de Brasil de bajar sus costos de energía.

En esta línea debemos evitar caer en el “juego de suma cero”, que se daría si solamente negociamos el precio de la energía: Brasil deseando bajarla y Paraguay queriendo mantenerla. Con este enfoque, como país pequeño tenemos todas las de perder.

Tenemos que salir de un “juego ganar-perder” y entrar en un “juego ganar-ganar” negociando “varios temas”, como por ejemplo: el precio de la energía, la libre disponibilidad de esta para cada parte, la venta directa al mercado brasileño de nuestra energía, etcétera.

Desde este enfoque de negociación, la contratación de Sachs –que nos lleva al enfrentamiento– no ha sido una buena decisión.

Pero para tener una negociación exitosa, el Paraguay no solamente necesita tener un fuerte apoyo y consenso interno, sino que además precisa conocer muy bien a su contraparte, el Brasil, un país inmenso, federal y con variados intereses.

En ese país hay sectores que pueden ser aliados del Paraguay, como por ejemplo: nuestros vecinos del Estado de Paraná y los municipios aledaños a la represa, los otros proveedores de energía en el Brasil que no desean que el precio baje mucho, el sector petrolero que hoy compite para no ser desplazado por el sector eléctrico, etcétera.

Para tener un mapa político que le permita identificar a esos posibles aliados (así como a los posibles opositores) y llevar adelante la estrategia adecuada de contacto con ellos, el Paraguay necesita indefectiblemente el apoyo de empresas de lobby del Brasil.

JUZGADOS POR LA HISTORIA

El objetivo de este artículo es presentar una propuesta sobre un camino que debemos recorrer antes de sentarnos a una mesa de negociación, donde podrá haber muchas otras propuestas –mejores, diferentes o complementarias– a este planteamiento.

Lo importante es que comencemos a debatir y a prepararnos para aspirar al éxito en una negociación compleja que es fundamental para nuestro desarrollo y para un futuro mejor para nuestros hijos.

Si no lo hacemos, esta generación será juzgada y condenada por la historia.

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